Entrevista a Emma Barthe, psicooncóloga

“LA INMORTALIDAD DEL ALMA ES ALGO QUE SE PUEDE EVIDENCIAR”

Por Silvia Gelices

Emma Barthe, de 44 años, es licenciada en Psicología, aunque su labor terapéutica se centra en la psicooncología, campo en el que ha alcanzado un meritorio reconocimiento, al igual que en el del psicodiagnóstico, Biofeedback, técnicas de control de ansiedad y modificación conductual. Actualmente ejerce como psicooncóloga en la Clínica Teknon, es adjunta al Departamento de Oncología de Mú-tua de Terrassa y comisaria del Programa de Atención Psicológica de la Fundación Oncolliga. Asimismo, es autora de dos libros: “Cáncer, enfrentarse al reto” y “El silencio del gallo”, este último presentado recientemente en la librería El Cau Ple de Lletres.

“El silencio del gallo” es si cabe un título un tanto peculiar ¿Qué simboliza?
El silencio del gallo se refiere a esa realidad que envuelve nuestra existencia presente, incapaz de despertar la conciencia y ausente de su naturaleza superior que es espiritual. La escritura de este libro ha ido muy unida a mis sentimientos y planteamientos existenciales en ese momento.

¿Quiere decir que vivimos como dormidos?
Eso es. Cada día que amanece nuestro cuerpo físico se despierta, pero nuestra conciencia sigue dormida deambulando e hipnotizada a causa de los innumerables hábitos adquiridos y el acoso de las obsesiones, de absurdos prejuicios, de múltiples necesidades materiales y apegos, de normas estrechas de convivencia que terminan sofocando nuestro espíritu e invalidando nuestra libertad.

¿Y cómo despertar de ese sueño en el que está sumida nuestra conciencia?
Para despertar necesitas un compromiso dirigido hacia la búsqueda de nuestra realidad interior más allá de la supervivencia. Vivimos de una forma mecánica, dando la espalda a nuestra realidad espiritual y trascendente. La clave está en entender la frontera entre este estado de falsa vigilia y nuestra verdadera identidad, siendo conscientes de los límites que obstaculizan nuestra realización personal.

En su libro afirma que el alma es inmortal.
La inmortalidad del alma se puede evidenciar y una vez ha ocurrido este hecho ya no hay vuelta atrás. Y no tiene nada que ver con ideologías, dogmas o creencias religiosas porque la experiencia directa va más allá de las creencias y de la fe.

¿Y cómo evidenciar su inmortalidad?
Que el alma es inmortal se experimenta mediante el despertar de la conciencia, a través de la búsqueda interior, del afán de trascendencia y a través de técnicas de meditación. La misma naturaleza ya nos ha otorgado los recursos necesarios -desde la fisiología del cerebro- para llegar a la evidencia de nuestra trascendencia. Aunque intentar explicar lo trascendente a través de la lingüística o conceptos definidos es complicado porque va más allá de nuestro conocimiento ordinario.

¿Pero en un mundo cada vez más materialista no resulta utópico apostar por esas ansias de trascendencia?
La crisis actual es un reflejo de ello y es más espiritual que económica. Gracias a ella muchas personas tendrán que trabajar la humildad para pedir ayuda o la generosidad para servir de apoyo a otros. Esta crisis es una oportunidad para reconocer la futilidad de la existencia mundana y aproximarnos al mundo de los valores ideales.

Entrevista publicada en Diari de Terrassa el 5 de junio de 2009